sábado, 30 de agosto de 2008

¿Quién lo rechaza?

Una noche cualquiera.
Una fiesta cualquiera.
Y ahí estabas...
Sin esperármelo, impulsivo y tenaz...
Con esa elocuencia que te dió el deseo de que nada sea imposible...
Me abrazaste y mi sentido común comenzó a diluirse convirtiéndose en cera...
Me contagiaste...
Ya no era dueña de mis actos...
O tal vel fuí más dueña que nunca...
Y ahora resulta que soy una princesa... para ti.
Boomp3.com

jueves, 28 de agosto de 2008

...

domingo, 24 de agosto de 2008

Tú el Principito, yo el zorro. La rosa: nuestra amistad.



Entonces apareció el zorro.

- Buenos días- dijo el zorro.

- Buenos días- respondió cortésmente el principito, que se dió la vuelta, pero no vió nada.

- Estoy aquí- dijo la voz- bajo el manzano...

- ¿Quién eres? - dijo el principito-. Eres muy lindo...

- Soy un zorro- dijo el zorro.

- Ven a jugar conmigo- le propuso el principito-. Estoy tan triste!...

- No puedo jugar contigo- dijo el zorro-. No estoy domesticado.

- Ah! perdón...- dijo el principito.


Pero después de reflexionar, agregó:

- ¿Qué significa domesticar?

- No eres de aquí- dijo el zorro-. ¿Qué buscas?

- Busco a los hombres- dijo el principito-. ¿Qué significa domesticar?

- Los hombres- dijo el zorro-, tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas?.

- No- dijo el principito -. Busco amigos. ¿Qué es domesticar?

- Es una cosa demasiado olvidada- dijo el zorro-. Significa crear lazos.

- ¿Crear lazos?.

- Si- dijo el zorro-. Para mi no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos más. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mi único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...

- Empiezo a comprender- dijo el principito-. Hay una flor, creo que me ha domesticado...

- Es posible- dijo el zorro-. En la tierra se ve toda clases de cosas!

- Oh! no es en la tierra- dijo el principito.

El zorro pareció muy intrigado:

- ¿En otro planeta?

- Si.

- ¿Hay cazadores en ese planeta?

- No.

- Eso es interesante! ¿Y gallinas?

- No.

- No hay nada perfecto- suspiró el zorro...

Pero el zorro volvió a su idea:

- Mi vida es monótona. Cazo gallinas. Los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro un poco. Pero si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido se pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. Los tuyos me llamarán fuera de la madriguera, como una música. Y además, mira! ¿Ves allá los campos de trigo?. Yo no como pan, para mi el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. Es muy triste! Pero tú tienes los cabellos de oro. Cuando me hayas domesticado será maravilloso!! y amaré el ruido del viento en el trigo...

El zorro calló y miró largo tiempo al principito:
- Por favor... domestícame

- Bien lo quisiera- respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.

- Sólo se conocen las cosas que se domestican- dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas por los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, domestícame!

-¿Qué hay que hacer?- dijo el principito.

-Hay que ser muy paciente- respondió e zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mi. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca...

Al día siguiente volvió el principito.

-Hubiese sido mejor venir a la misma hora- dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; descubriré el precio de la felicidad!. Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... los ritos son necesarios.

-¿Qué es un rito?- preguntó el principito.

- Es también algo demasiado olvidado- dijo el zorro-. Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días, una hora, de las otras horas. Entre lo cazadores, por ejemplo, hay un rito: los jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran ese día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:

-Ah!...- suspiro el zorro- voy a llorar.

- Tuya es la culpa- dijo el principito-. No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara...

- Si...- dijo el zorro.

- Pero vas a llorar!...-

- Si

- Entonces no ganas nada.

- Gano- dijo el zorro-, por el color del trigo.

Luego, agregó:

- Ve y mira nuevamente a las rosas. Comprederás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto.


El principito se fué a ver nuevamente a las rosas:

- No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún- les dijo-. Nadie os ha domésticado y no habeis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Y las rosas se sintieron bien molestas.

-Sois bellas, pero estais vacías- les dijo todavía-. No se puede morir por vosotras. Sin duda un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué del viento, puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté, puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aún, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.

Y volvió hacia el zorro:

-Adiós- dijo

-Adiós- contestó e zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

-Lo esencial es invisible a los ojos...- repitio el principito a fin de acordarse.

- El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.

- El tiempo que perdí por mi rosa...- repitió el principito a fin de acordarse.

-Los hombres han olvidado esta verdad- dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domésticado. Eres responsable de tu rosa...

- Soy responsable de mi rosa...- repitió el principito a fin de acordarse.


EL PRINCIPITO; Antoine de Saint-Exupéry

viernes, 1 de agosto de 2008

bienestar

Distingo entre el pensamiento de lo que deseo y el pensamiento de su ausencia.
Dintingo mi respuesta emocional al pensamiento que deseo: me siento bien.
Distingo mi respuesta emocional al pensamiento que anhelo, la ausencia de mi deseo: me siento muy mal.

El bienestar es lo que fluye.
Mis emociones indican mi punto de atracción.
Me centro en cómo me siento.
Elijo pensamientos que me produzcan una sencación grata.
No pienso en lo que me hace sentir mal.

Yo tengo el poder.